Vivimos en constante cambio. Nuestras circunstancias y preferencias no siempre son las mismas. Sin embargo, en esencia, siempre vamos a ser los mismos y más vale aceptarlo pronto. Es de la esencia de lo que quiero hablar. De lo que realmente somos, a veces, sin darnos cuenta. Me he llevado años preguntándome qué y quién soy, qué me caracteriza, qué me identifica como una persona distinta al resto. A vista de los demás nos caracteriza nuestra forma de hablar, nuestros gestos y miradas, nuestras relaciones personales, nuestro color de piel, nuestra orientación sexual -en el caso de no ser cishetero- y en general, todo aquello que a simple vista resalta y que creen que fácilmente te puede resumir en un mote de originalidad nula del palo de: "la gorda", "el gafas", "la bollera", "el tartaja",... El problema no es tanto de la sociedad por calificar de una manera tan simple nuestra persona, sino de nosotres por creer que realmente eso nos d...
Quieren que seamos seres dependientes, eso está claro. Desde que nacemos, nuestros padres nos educan bajo el miedo del rechazo; es por ello que se nos obliga a encajar . Pero realmente, ¿qué significa encajar? En lo que llevo vivido, cuanto menos destacas, más encajas; por lo que para evitar el rechazo lo mejor que puedes hacer es ser nadie . Pero es curioso, porque ser nadie implica ser como todos; lo cual es tan contradictorio como cierto. Pretendemos ser alguien sin salirnos del camino que sigue la multitud: lo cual es altamente difícil de conseguir. Y es que en cierto modo, es verdaderamente complicado salir de ese camino de piedras, cuando a la sociedad no le gusta que la gente posea una individualidad. Cuanto más distinto eres a los demás, mayor es el rechazo. Ese camino solo lleva a la ignorancia y a la desidia . En una ocasión escuché decir que la conversación más coherente es aquella que se mantiene con uno mismo. No le quito razón a la cita, sin emb...